¡Qué joya! Ordenamos los chilaquiles de picadillo y uno de sus especialidades diarios, un plato típico de Veracruz (no recuerdo el nombre). Ambos eran sensacionales, muy sabrosos y frescos. Puedes saborear la calidad de los ingredientes, el amor y el cuidado. Los propietarios son muy amables y acogedores, se tomaron el tiempo para conversar con nosotros, no es algo que se vea muy a menudo. Este lugar fue increíble y lo recomendaría a cualquiera que visite la ciudad. Esta fue una de nuestras mejores comidas durante todo nuestro viaje a México. ¡¡Muchas gracias!!